LA CIUDAD
Transitando por las calles
De aquella fría ciudad,
Cuatro sombras se desplazan
Es muy lento su avanzar;
Tienen hambre, frio, cansancio,
Sus fuerzas ya no le dan más
Miran todo con asombro
Con miedo y perplejidad.
Llevan mucho
caminando
Las fuerza s perdieron ya,
Desde el dia que sus tierras
Tuvieron que abandonar.
Dejaron todo botado
Para poderse salvar:
Allá quedo su plantío
Y sus vacas de ordeñar.
Se ve que son Campesinos
No son gente de ciudad,
En sus rostros demacrados
No se refleja maldad
Son honrados e inocentes
Aun sin contaminar,
La pureza de sus almas
Se refleja en su mirar.
El grupo esta dirigido
Por una mujer de edad,
En su entristecido rostro
Se ve ternura y
bondad.
Ella es sin ninguna duda
De los chicos la mamá,
Se ve dispuesta por ellos
Cualquier peligro enfrentar.
Sin darse cuenta
siquiera
Dejan la ciudad atrás
En la zona que se encuentran
Es mayor la oscuridad;
Solo una que otra
bombilla
Deja su luz escapar,
Sin que logren sus destellos
Las tinieblas despejar.
Una mísera casucha
Se divisa mas allá,
Hacia ella se dirigen
Resueltos a preguntar
Donde es que ellos se encuentran
Y si hay la posibilidad
De guarecerse esta noche
Para poder descansar.
“Buenas noches les de Dios “
Dice Carmen al llegar-
-espero no molestarlos
Ni venirlos a inquietar
, -vengo junto con mis hijos
Somos los cuatro en total-
Venimos desde muy lejos
Quisiéramos descansar.
“Acomódense onde
puedan,
Esperen que salgo ya”.
Les responde desde adentro
Una voz sin titubear.
Es una voz de mujer
Inspira amabilidad:
Siéntansen como en su
casa
Bienvenidos a mi hogar.
Del fondo del aposento
Rompiendo la oscuridad,
Se ve salir a una anciana
Con un lento caminar.
Es difícil a la vista
Poder calcular su edad.
Mira a los recién llegados
Con mucha curiosidad.
Mi nombre es María Pérez
Díganme María no mas,
Se ve que vienen de lejos
Y que cansados están.
Siéntense que una agua ‘e panela
Ya les voy a preparar
Ayuda a quitar el frio
Lamento no tener pan.
Muchas gracias mi señora
Responde Carmen vivaz,
Le pido que nos disculpe
El venirla a molestar…
No tengo forma de pagarle
darnos hospitalidad,
“Lo que hace hoy por
nosotros
Dios se lo recompensara “
Nada debe agradecerme
No se nos puede olvidar
Existe una ley de vida
Que debemos acatar:
Y es que los pobres del mundo
Nos debemos ayudar.
“Lo que yo haga hoy por ti,
Mañana por mi lo harán”.
Como ya es noche muy tarde
Vámonos a descansar
Con la esperanza en mañana
Que ya otro día será
Oremos al Dios bendito
Pidamos su caridad
Pongamos todo en sus manos
Que el nos protegerá.
Carmen intenta dormir
mas no lo puede
lograr
Es incierto su futuro,
no quisiera ni pensar,
que harán para subsistir
ahora en esta ciudad.
Pide a Dios que le de fuerzas
Para poder continuar.
Esta
historia continuara……
Desplazados por la violencia que los alejo de sus tierras y
cobro la vida del padre y esposo, Carmen y sus hijos han llegado a la ciudad, a
uno de los corredores de miseria que crecen a diario en las capitales de los países donde se presenta el
desplazamiento forzado, en este caso Colombia.
La historia continua con el vivir diario de cada uno de
nuestros personajes y la forma en que son absorbidos por la ciudad.